El desafío era claro, recuperar las medias olvidadas del amigo “Gocho”, las indicaciones eran varias: 5 km aproximadamente, río abajo, cerro de piedras blancas, la corredera, la piedra, la islita, el hilito de agua, etc. Imposible no encontrarlas, o por lo menos eso es lo que parecía!

Aprovechando esta excusa, mi idea era recorrer este lugar desconocido hasta ahora, caminar un rato, alejarme del lugar al que todos van y de paso llevar mi marutake “Gandalf-AR-II” y probar suerte por esos lares… Así que lo acepte gustoso. El domingo fue el día elegido.

Prepare mochila y salí temprano hacia “la curva”, como de costumbre parada obligada en la estación de servicios, café y medias lunas para el corto viaje. Siempre que recorro esa ruta rodeada de cerros de suave pendiente, pienso en cuando tendré la oportunidad de subir a uno de ellos, se los ve fácil, cabe aclararlo porque cuando se comienzan a subir, no lo son tanto, y ésta por fin, era una muy buena oportunidad para hacerlo. Llegué al lugar, me calce la mochila y salí siguiendo el mapa que me paso “Gocho”. La primer parte (unos 2km) son habituales para mí, pero los otros 3km aproximados que quedaban, nunca los recorrí antes, así que tenía cierta ansiedad por ver que había más allá. A medida que me alejaba, comencé a cruzarme con liebres, vacas, terneros, y para mi sorpresa pescadores, a los cuales noté tan sorprendidos como yo, es que ciertamente no mucha gente camina hasta allí! Finalmente y luego de caminar aproximadamente una hora, comenzaron a aparecer las postas marcadas en el mapa, el cerro de piedras blancas, la piedra, la corredera y en el fondo la islita, tal cual lo mostraba la foto que tenía en mi poder. Ahora sí, la oportunidad de subir el cerro, mejor dicho la excusa ideal, estaba frente a mí, así que lo subí sin problemas (no es un cerro alto, pero dejaba ver desde su cima otro paisaje, uno nuevo y el viento pegando en mi cara le daban un sabor sin igual) y llegué a la islita, luego de recorrerla caminando sobre sus piedras bocha, encontré la piedra donde supuestamente estarían las medias, digo “supuestamente” porque para mí decepción las medias no estaban allí… quería encontrarlas. Comencé a mirar alrededor, y a unos 5 metros, encontré la primera, luego de observar mejor, pude ver la segunda media al costado de la piedra indicada. El desafío estaba cumplido, las medias de “Gocho” estaban en mí poder. Fotos y video de rigor y a armar la marutake. Relajado y contento por haber logrado el objetivo, me puse a observar el río y sus estructuras, que en esta sección son muchas y prometedoras, no pasaron ni 5 minutos y las balsas salieron a escena, una detrás de la otra, los gringos pinchaban truchas arcoiris que podía ver claramente, nada muy grande, pero si las clásicas peleadoras truchas plateadas, que son un desafío hermoso para cualquier equipo chico. Ya tentado a más no poder, comencé a pescar con mi marutake, primer cast, corredera, ninfa derivando sin drag y pinché la primer arcoiris, saltos, corridas y finalmente al copo. La tarde transcurrió ventosa, fría y hasta una llovizna mi hizo compañía, pero nada opacó la salida de reconocimiento y pesca, fueron varias las truchitas que cedieron. Luego de mojar moscas un buen rato, decidí que ya era hora de volver, prometiéndome a mí mismo, la vuelta a ese lugar increíble, y esperando nuevamente cruzarme con Gocho para devolverle sus medias perdidas!

Las medias en mi poder

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