Colores del otoño…
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Colores del otoño…

En estos raros tiempos que nos toca vivir encerrados, la añoranza de los hábitos “comunes” se hace cada vez más fuerte. Veo las montañas teñidas de los colores del otoño asomar por mi ventana y no puedo más que desear estar allí. El momento del año en que más bello se pone el bosque, nos dice esta vez… desde lejos “se mira pero no se toca”…

Particularmente son los momentos en que más me gusta salir a pescar, si bien los días son cortos y fríos, es justamente la quietud que precede el invierno lo que más disfruto. Los árboles empiezan a deshojarse y el suelo se tiñe de colores dorados, rojos, bordo, y toda una gama que viste el horizonte de un espectaculo increible. La pesca pasa casi a un segundo plano, no porque no me apasione, sino porque el contexto se vuelve tan magnificente que le gana a mi instinto predador y dejo que me maravillen los paisajes y el entorno natural que me atrapa.

Suelen ser momentos en los que caminar y caminar, se vuelve rutinario y si descubro algún pez al alcance de mi mosca, obviamente no dejo pasar la oportunidad y allí se posará algún anzuelo emplumado, que muy gentilmente una marutake me ayudara a mojar.

En todas las temporadas los meses de Abril y Mayo me han dado grandes satisfacciones, en las cuales pude capturar algún que otro ejemplar de trucha marrón que comienza su viaje migratorio y permite que nos desafiemos un rato.

Abro la ventana y dejo que el aire frío y la humedad de la llovizna que pinta de gris este hermoso dia, me deje soñar por un rato y me transporte a otros otoños… Hasta puedo sentir el frío en mis manos, al dejar reanimar en el agua helada, a una hermosa trucha gorda y pecosa que para no ser menos hace alarde de su mejor color. Siento como retoma fuerzas y la dejo ir, mientras la exigida marutake observa todo en silencio desde la costa. Guardo la mosca, miro el río por última vez, y comienzo la larga caminata que me lleva de regreso, acompañado por el aire fresco que me pega en la cara y el ruido crujiente de las hojas secas, que me cantan a cada paso…

Solo hay algo que me dice mi yo interior, volvere…!!!

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Un mal día de pesca…?
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Un mal día de pesca…?

“Mas vale un mal día de pesca, que un buen día de trabajo” , “lo importante es estar pescando”

Estas frases resumen bastante de lo que voy a escribir. Que sería un mal día de pesca? existe tal cosa ? Un día en que pescamos menos o tal vez, no pescamos nada, es un mal día ? O dicho de otra manera, si pescamos mucho o pescamos uno o varios peces grandes, es un mejor día ?

Obviamente si salimos a pescar, es lo que justamente buscamos, PESCAR! Como todos habrán experimentado en más de una ocasión, esto no es matemático, o por lo menos no sucede siempre satisfaciendo el 100% de nuestras expectativas.

Como en alguna otra oportunidad dije, para mi el disfrute comienza en el mismo instante en que decido salir a pescar. Esto puede ser espontáneo o planificado con bastante anticipación, da igual. Cuando ya tenemos la decisión tomada y comenzamos a ensayar en nuestra mente el lugar a donde iremos, con quien lo haremos, tal vez solos o en grupo, equipo que llevaremos, cantidad de días u horas, como será el traslado y un largo etc. inmediatamente y casi en forma inconsciente imaginamos el pique, la pelea, el tamaño, los colores, y en nuestro caso, la devolución de nuestros pescados. Es como cuando nos imaginamos comiendo algo y se nos hace agua en la boca, no me van a negar que hasta ensayan la clavada o el cast al mejor estilo mimo… Puedo verlos 🙂

Si bien suelo salir a pescar en compañía, debo admitir que me gusta salir a pescar sólo. Ambas cosas tienen su encanto. Poder disfrutar un pique junto a un amigo es maravilloso y estar en silencio en modo garza en ON acechando un pez, tiene lo suyo. Es por esto que alterno, entre salidas en solitario y salidas con amigos, disfrutando a ambas por igual, si bien la mecánica es distinta, lo más importante en ambos casos es estar en el río, arroyo, lago o laguna, donde sea que haya peces e imaginemos engañarlos.

Particularmente voy a contar una pequeña historia que me sucedió esta semana y originó ésta entrada. Sería una salida de mediodía en solitario, ya tenía decidido donde pescaría y de que manera lo haría, hasta que moscas iba a utilizar. Como recorro estas aguas seguido, ya se que me funciona y que no. Apenas terminé de armar el equipo y cambiarme, caminé algo así como cuarenta minutos para alejarme de las zonas más concurridas, ese “lugarcito” que todos tenemos… Apenas estoy llegando escucho voces, noooooo!!! hay gente… Me quedo sentado observando y veo que eran dos pescadores que estaban pisoteando literalmente todo el lugar, andaban a los gritos por cada trucha que no podían clavar y cosas por el estilo, inmediatamente me digo a mi mismo, hoy va a ser un mal día de pesca…!!! No sabia que hacer, si volver o quedarme ya que no disponía de mucho tiempo y esperar a ver si se movían, cosa que no parecía que quisieran hacer. Estaban clavados en el agua.

Una rezongada por mis adentros y las frases del inicio vienen a mi cabeza. Estoy en este lugar maravilloso, tranquilo. Me quité los bártulos de encima, esperé y mientras, relajé observando el entorno. La cantidad de estímulos para conectarse que tienen los lugares donde pescamos con mosca son increíbles, insectos, animales, plantas, sonidos, etc. etc.

Calculo que pasó una hora aproximadamente cuando por fin los pescadores decidieron moverse, el lugar quedó dinamitado. De todas maneras esperé otro tanto y comencé a probar suerte, lo hice por lo menos durante una hora. NI UN SOLO PIQUE! efectivamente el lugarcito no me daría ninguna sorpresa. Como debería haber hecho apenas llegué, me desplacé otro kilómetro alejándome de mis “compañeros” circunstanciales. La cosa cambió.

Los piques se sucedieron uno tras otro, y la hora siguiente terminó con varias y lindas capturas. Fue tiempo de volver, me quedaba una hora de caminata.

Mientras volvía medité bastante sobre el tema y me preguntaba a mi mismo si mi elección hubiera sido regresar, este sería un mal día de pesca ? Particularmente opino que si tenemos la suerte de poder salir a pescar y no tenemos accidentes graves, toda salida de pesca, es por tanto un buen día de pesca sin importar cuantos pescados capturemos…

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