Ésta no es exactamente una historia de pesca, es más bien una historia de sueños cumplidos y de amistad…
Podríamos contextualizar la pregunta del título, allá en los principios de los ochenta, cuando dos amiguitos de unos 12/13 años, pescando en el medio del agua turbia del río de La Plata o de un arroyo o laguna bonaerense, fantaseaban con poder pescar en la Patagonia Argentina… pescar truchas en aguas transparentes, un sueño que para aquellos entonces resultaba ser totalmente imposible…
Si la vida no te da hermanos, te da amigos (tengo hermana, pero no hermano) justamente eso representa para mí Dario, aunque debo confesar que me gusta llamarlo Edén…, y si, lo tenía que contar… 😁
Son innumerables las historias que vivimos juntos desde que nacimos, justo uno en frente del otro, tan sólo una esquina de unos 20 metros nos separaba de la “indiada” que hacíamos cada día. Era normal que nos levantásemos a las 5:00 am. para ir a tirar un “coquito” en la ventana del otro y despertarlo, avisando de ésta manera que estábamos listos para arrancar con una nueva aventura, así vivimos nuestra infancia, nunca un problema entre ambos, sólo disfrute a nuestro mejor estilo modestamente callejero. Pescar fue siempre nuestra pasión, no se afirmar desde cuando, ya que me parece recordar que fue desde siempre. En aquellos entonces contar con equipo de pesca era un lujo que no siempre podíamos permitirnos, en más de una oportunidad una lata, unos corchos pintados a mano, unos anzuelos medio oxidados y un poco de tanza, eran suficiente armamento para hacernos de unas taruchas pescadas en la laguna de la calle República de Francia, hoy desaparecida desgraciadamente. Tuvimos la suerte de criarnos en absoluta libertad, el único requisito exigido era llegar a tiempo para la comida, sino ya sabíamos lo que nos esperaba, terapia a la antigua, ojotaso y a otra cosa… Tiempos felices!
Con Dario tenemos esa relación especial, donde el tiempo y la distancia no existen o parecieran no existir. Si pasa tiempo sin vernos, al primer contacto desaparece instantáneamente y al cabo de un rato nos estamos riendo a carcajadas como si nos hubiéramos visto el día anterior…
Las vueltas de la vida quisieron que yo terminara viviendo en la Patagonia Argentina, lugar que amo y creo que ame desde siempre, aún cuando no lo conocía personalmente, razón por la cual aquel sueño imposible de cumplir de niños, parecía más cercano ahora de grandes…
Después de ordenar un poco mis tiempos, decidí dar la estocada final, Dario estaba por cumplir sus 50 años en éste mes de Febrero, lo cual era la excusa perfecta que nos permitiría finalmente vivir nuestro sueño que tanto tiempo habíamos guardado en nuestras memorias. Así fue cómo el pasado Noviembre hablé con su esposa para que ella lo hiciera a su vez con sus hijos, y ver que opinaban al respecto, la idea era que el mismo día de su cumpleaños, ellos dos estuvieran viajando hacia aquí, para pasar unos días en casa. Todo se acordó sin problemas, y finalmente organizamos el tan esperado viaje. Pasaron los meses y finalmente el día llegó, no se quién estaba más ansioso, si yo o él, creo que ambos… Transcurridos casi 40 años, ambos estábamos cumpliendo aquel sueño, caminando por éstos lugares maravillosos, recordando anécdotas, riéndonos, pescando…
Tuvimos la suerte de que el clima acompañó y nos permitió disfrutar este tiempo juntos, recorrimos bastante, lo cual facilitó que ambos (Dario y su esposa) pudieran conocer los bellos lugares que nos rodean, sacar fotografías, caminar en la montaña, recorrer cascadas, bañarse en los lagos, ríos y arroyos de aguas cristalinas, y hasta pudimos acampar al pie del Volcán Lanin, nada mal.
Con respecto a la pesca, Dario nunca había pescado con mosca, así que hice las veces de instructor y lo ayudé a dar sus primeros pasos. Finalmente pudo castear, atar moscas, pinchó varias truchitas y hasta se dio el gusto de pescar con una marutake con línea artesanal, lo cual fue un gran orgullo para mí, así que se podría decir que fue totalmente exitoso, si bien las truchas de mayor porte no se dieron esos días de muchísimo calor, como era de esperar nos divertimos a lo grande, o mejor dicho, a lo chico!
No voy a ahondar en los detalles vividos, eso quedará para siempre en nuestras memorias, sólo voy a contarles que fue maravilloso poder compartir y disfrutar juntos ésta nueva aventura, dos niños de 50 años chapoteando agua, pero ésta vez en mi amada Patagonia Argentina.
Algunas imágenes de lo que fue ésta hermosa aventura …