Con la excusa de probar una nueva caña de bambú macisa y torcionada, acordamos salida de pesca en las afueras de la ciudad de La Plata, pcia. de Buenos Aires, Argentina.

El pronóstico no era muy alentador, ya que se esperaban tormentas eléctricas para la tarde de ese sábado. Nos propusimos salir de todas maneras y en el peor de los casos, adelantar nuestro regreso.

Ésta vez había varias cuestiones a probar, las cañas que nunca se habían utilizado antes, tanto la marutake de Anibal como la macisa torcionada que me tocaba testear a mí y el lugar para hacerlo, en el cual tampoco habíamos pescado antes. Paradas de rigor para cargar combustible para el auto y para nosotros 🙂 y de ahí marchamos derechito al lugar de destino.

La primera impresión que tuve al llegar, era que se iba a complicar el lidear con el viento, que por cierto, era bastante fuerte y se nos presentaba en una orientación muy desfavorable para el casteo. Así y todo, el paisaje era hermoso, aguas bastantes claras, mucha vegetación, abundancia de animales, garzas, gallaretas, cisnes, gansos, nutrias, aves de varios tipos, unos curiosos y mansos terneros y algunas vaquitas que nos acompañaron a lo largo de toda la jornada. Luego de armar equipo decidimos recorrer la zona oeste de las lagunas (tosqueras para ser más preciso) y ver si podíamos llegar al agua. Hicimos varios intentos, pero la vegetación y altura del agua, nos complicaba bastante, no pudimos. Después de descartar esa idea, cambiamos a la zona este (el camino rural pasa por el medio de la laguna, quedando ésta, a ambas márgenes del camino). Ésta vez el panorama era mucho mejor, se podía llegar a la orilla de la laguna sin problemas, calzados con nuestras botas de goma, comenzamos a probar suerte. Eran los primeros cast con la cañita macisa, me costó un poco acostumbrarme a la acción que es bastante distinta a las marutakes que estoy utilizando últimamente, cosa que pude ajustar después de un par de lances. Más adelante me explayo un poco más sobre la sensación de éste diseño de cañas. En los primeros tiritos use una ninfa (Teeny nymph) que funciona muy bien en aguas cristalinas como las de la Patagonia, pero que en ésta ocasión, no parecía agradarle a los peces de allí. Decidí cambiar por una mosca más llamativa, con más colores y brillos UV, y apenas hice uno o dos lances, un hermoso dientudo dorado tomó la mosca y dió una excitante pelea. Finalmente foto de rigor y al agua. Ya sabíamos que la laguna tenía peces que podíamos pescar. Ahí nomás sobre la marcha Anibal clavó otro, y de ahí en más seguimos así hasta que nos picó el bagre. Volvimos al vehículo y mientras intercambiábamos pareceres sobre las cañitas y el lugar, almorzamos. No quiero pasar por alto ese momento. Creo que hay pocas cosas que me gusten más que compartir un almuerzo informal, en el campo, charlando con un amigo, sin prisas, sin horarios, sin teléfonos sonando. Solo el sonido de la naturaleza y el viento en la cara. Gracias Anibal por éstas salidas!

Vuelvo al tema de la caña macisa. A mi parecer y esto es totalmente subjetivo, me resulta en primer lugar un poco pesada, y en segundo lugar algo “fofa”. Sé que no es un termino muy científico, pero es lo que mejor define la sensación que me hizo sentir al castearla. Acostumbrado a pescar con marutakes, noto la caña natural mucho más “viva”, no es fácil explicarlo en palabras, y no estoy diciendo que sea ni mejor ni peor, simplemente es distinta, y si tengo que elegir entre ambas, prefiero claramente las marutakes. Igual un solo día de pesca considero que no alcanza para estudiarla y experimentar al máximo. Tenía este tipo de caña como un proyecto para el invierno, y lo aborte, prefiero seguir perfeccionando las marutakes, pero… quizás más adelante cambie de opinión. La caña se castea perfecto, los piques aunque de peces muy chicos, se sentían sin ningún problema al tacto, en definitiva, creo que es sólo una cuestión de gustos. Tendría que utilizar una de éstas varas y probarla durante más tiempo y ahí tal vez, y solo tal vez, pueda dar una opinión un poco más seria y precisa. Algo que vengo lideando con las marutakes es su durabilidad, y quizás el tiempo me diga que la caña macisa sea la respuesta. No lo sé! A los que me pregunten, les diré que prueben ellos mismos y saquen sus propias conclusiones. Estéticamente es muy linda vara y se pesca perfectamente bien, el resto, es sólo cuestión de gustos.

Retomo la historia… Después de almorzar, y con un viento a nuestras espaldas que no paraba de soplar, volvimos al lado este de la laguna y seguimos pescando toda la tarde, y por su parte, la amenazadora tormenta nos dió una chance y no explotó hasta entrada la madrugada.

Fueron varios los piques de esos bravos dientudos, tomaban las ninfas con terrible voracidad y daban una hermosa pelea. Si los comparo con truchas de su mismo porte, les diría que pelean igual o más aún. Tomaban la mosca y comenzaban furiosas corridas de varios metros, sin aflojar hasta que llegaban a la orilla. Es una pesca muy recomendable para equipos más livianos, ese día pescamos con cañas #4, hubiera sido ideal tener equipos #1. Esa laguna se comunica con un pequeño arroyo, por lo tanto se formaban algunas correderas en las que los dorados bichitos acechaban sus presas, con sólo pasarles las ninfas por ahí, comenzaba la fiesta.

Anécdota aparte, en uno de los tantos piques, Anibal acercaba a la orilla un dientudo, cuando lo sorprendió una tararira que se lo llevó al fondo del cual nunca más volvió. Le facilitó las cosas a una terrible y oportunista tarucha! La marutake se quejó pero no cedió, linda sorprecita se llevo mi compañero de pesca!

Cuando la nochecita se hacía notar, comenzamos nuestro regreso, sin antes dejar de visitar otro prometedor arroyo cercano, al cual acordamos pescar en alguna otra oportunidad.

Les dejo algunas imágenes capturadas ese día de mucha y linda pesquita!

Arroyito al que vamos a volver…

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