Sabía que serian días intensos, es por que solo llevaría bermudas, botas de vadeo, polainas y el morral liviano con pocas cosas, ya que me encontraria caminando la mayor parte del tiempo. Deje el wader solo para situaciones muy particulares.

Equipo básico

Todo comenzó con una mañana relativamente fría, donde en pleno mediodía se hizo de noche. Haber pasado el eclipse en medio del campo fue una experiencia absolutamente surrealista. Fue la primera vez que lo pude experimentar de esta manera. Inmediatamente junto al ocultamiento casi total del sol, la Patagonia me tenía preparado unos de los días más ventosos en los que jamás pesque con mosca, fue duro. Los peces colaboraron como siempre y la pesca fue buena, pero la jornada se hizo complicada porque el viento no cesó. Así comenzaron mis tan esperadas vacaciones.

Recorrí varios ríos, arroyos y lagos, caminando todo el dia. Capture muchísimos peces y muchos otros lograron escapar, por supuesto también muchos me ignoraron por completo, recordando una vez más que no hay fórmulas escritas para esto, he aquí su atrapante magia.

Recorrer los ríos a pie, prospectando peces y armando mini estrategias para su captura y liberación, es una de las cosas más entretenidas que puedo hacer. Todavía el caudal de los ríos es alto y potente, por lo tanto había que buscar muy bien dónde presentar la mosca, donde cruzar las aguas, donde ubicarse para estar seguro y por supuesto disfrutar de la experiencia.

Observación, la clave de todo.

Pesque los ríos Chimehuin, Malleo, Collon Cura, Filo Hua Hum, Hermoso, Meliquina y Caleufú, los lagos Meliquina y Filo Hua Hum, más algunos arroyos sin nombre. Cada lugar tiene su encanto, su manera de encarar, las moscas a utilizar, y los paisajes circundantes. Hice algunos días de acampe y recorrí varios kms de rutas y ripios en vehículo. La mayor parte del tiempo pesque solo, es algo que disfruto mucho, ya que uno puede vincularse mejor con el ambiente, al no tener que depender de horarios o concesiones. Esta sería una semana muy particular para conectar conmigo mismo.

Ríos patagónicos

He tratado con peces increíbles, no solo por su tamaño, ya que es lo que menos me importa, sino por la situación en la que se encontraban y la planificación y táctica que me exigieron. Cada cual tuvo lo suyo y me hicieron muy feliz. Pesque con ninfas, con emergentes, con secas, con streamers, hice pesca al hilo, en definitiva aplique lo que sirvió para cada caso, aunque por supuesto y por una cuestión de gustos personales, predominó la pesca a pez visto con moscas secas.

Preparando unos dias de acampe

Utilice prácticamente una sola marutake de 2 tramos que se convirtieron en uno solo, ya que se “clavó” literalmente la unión y no pude volver a separarla, fuera de ese detalle, una vara todoterreno espectacular, de bambú yadake 8′ de accion medio-punta para línea #4, que es muy liviana y cómoda.

En busca de las más chicas

Cuando complete el sexto dia de pesca, me percate de que había caminado nada más y nada menos que 111 kilómetros, más algunos cuantos que me olvide de trackear con el reloj. Estimo que finalmente recorrí unos 120 kms a pie. El último día mis piernas lo sintieron, pero nada me quita la satisfacción de haber vivido esta hermosa e increíble experiencia.

Parte del trackeo

Pase frío, calor, sed, hambre, pero recorrí lugares maravillosos y en cada paso que di (fueron exactamente 149.686) pude sentir la inmensidad de la Patagonia expresada en los aromas, el aire frío, el implacable sol, la intensidad de sus vientos, la helada lluvia, los colores del verano y los sonidos de los animales; hasta el inmaculado silencio que de a ratos, hace eco dentro de nosotros mismos. Escale algunos cerros, cruce ríos y arroyos varias veces, recorrí montes bajos cuerpo a tierra esquivando espinas, salte muchos alambrados, maltrate las botas de vadeo, perdí varias moscas y hasta rompi una rueda de la camioneta, pero llegaron al copo truchas arcoiris, truchas marrones, percas y salvelinus fontinalis y las que no, me dieron una buena lección de humildad que nunca olvidaré.

Perno que rompió una rueda de la camioneta

Finalmente nada quita la experiencia de vivir en soledad rodeado de naturaleza y con la gratificante experiencia de entender un poco más la pesca, su esencia y poder así valorar lo verdaderamente importante…

Estar Pescando!

La inmensidad de la solitaria Patagonia

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