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Copo está?

Al poco tiempo que comencé a pescar con moscas, necesite un copo. Digo “necesite”, porque me era realmente difícil manipular una trucha con mis manos, sin provocarle daños, o la tenía que levantar colgando del anzuelo, o la apretaba demasiado, o la sacaba fuera del agua, definitivamente el copo me ayudó a mejorar en esas cuestiones, que por cierto, no son un tema menor. Lo que me llama la atención, es que cuando veo videos de otros países, casi todos los pescadores, inclusive gente muy experimentada, utiliza copo o sacadera (como prefieran) en cambio acá es resistido, es un sinónimo de novato, de falto de experiencia, o pareciera no ser cool o si sabes, no usas copo, no sé, pero algo hay con el tema.

No sé realmente cuál es el motivo para no llevar copo, pero a mí gusta usarlo, de hecho tengo un par de copos y siempre que salgo a pescar lo llevo, a excepción de cuando pesco en lugares extremadamente pequeños, ya que en esos casos entorpece más de lo que ayuda y hasta puede lastimar las truchitas (doy fe de esto, porque sencillamente lo probé)

El primer copo que compré es de madera y red de hilo tejida a mano, es realmente un hermoso copo artesanal, pero a la hora de usarlo con las truchas (es lo que pesco por ahora) note que podía lastimarlas, ya que es una malla muy grande y los nudos suelen raspar a las truchitas. Por éste motivo, decidí comprar otro copo más liviano, en este caso es de aluminio, y con una malla muchísimo más chica y sintética, ya los hay de cilicona que son mucho mejores, ya iré por uno de esos…

La cuestión es que siempre lo uso a pesar de alguna que otra cargada que tengo que soportar, como cosas del estilo “el que lleva copo, pesca poco!” inocentes comentarios de pescadores más experimentados, que por cierto, no usan copo! A más de uno lo he visto luchar con una trucha en la orilla, golpeando el pobre animalito contra las piedras o sacarlos fuera del agua y arrastrarlos por la tierra por no usar el dichoso copo. En fin…

Reconozco que no es demasiado cómodo andar caminando todo un día entre pastizales y arbustos con el copo colgando en la espalda. De hecho suele ser bastante incómodo y se suele enganchar en cuanta ramita haya, lo cual lo vuelve bastante tedioso, de hecho por este motivo y a pesar de contar con el artilugio magnético y correa de seguridad, lo he perdido ya varias veces, finalmente en todos los casos lo he vuelto a encontrar, así que ya se volvió parte de mí equipo en forma indiscutible.

En la primer oportunidad que lo perdí fue en el río Malleo, río que me encanta y suelo frecuentar todas las veces que puedo, de hecho ahora que hago memoria, las tres veces que lo perdí fue en el Malleo, por ende ya sé cual es el problema, no es el copo, es el Malleo 🙂 chistes aparte!!!

La primera vez caminaba por la orilla del Malleo abajo, dentro de la comunidad, y en un momento que pincho una truchita arcoiris, “copo está?” …no está! Volviendo pasos atrás luego de liberar la peque, lo encuentro colgado en un arbusto, a unos pocos pasos de donde me encontraba.

En la segunda oportunidad, había ingresado a una islita que se formaba con la bajante de verano y luego de caminar por más de una hora, misma situación, truchita clavada, manotazo en la espalda y nuevamente “copo está ?” …no está! Esta vez fue un poco más complicado, ya que dentro de la islita no había senderos, por lo tanto recorrer el mismo camino era imposible, así que no me quedo más remedio que recorrer casi toda la isla, hasta que al final, apareció el copo colgado de una retama, como descansando al sol.

Tercera vez (será la vencida?), se repite la historia (si ya sé, a esta altura están pensando lo mismo que yo, pero que bol…) obviamente historia repetida, truchita prendida en la mosca, manotazo en la espalda para tomar el copo y… “copo está?” …nuevamente no está! En ésta ocasión, la trucha era más importante que las otras veces, una arcoiris enérgica y vigorosa de esas que se pueden encontrar en Malleo, que no me la hizo fácil, pero finalmente post recuperación de rigor, volvió a su libertad sin problemas. El detalle que diferenciaba este caso de los anteriores, es que llevaba caminando unas 4 horas, había caminado varios kilómetros, y no era verano, por lo tanto, llevaba waders, campera, mochila, etc. nada cómodo como para volver por el mismo camino, pero me resistía a perder mi copo. Así que una vez más retomé el camino de regreso intentando pasar por cuanto lugar recordaba haber pasado, nada fácil, ya que había caminado mucho, pero mucho de verdad, finalmente llegué después de unas horas, a donde se encontraba mi camioneta, sin suerte alguna. Decepcionado por no haberlo podido encontrar, decidí, descansar un poco y almorzar, luego vería que haría. Después de comer y descansar una hora aproximadamente, decidí que no abandonaría a mi querido copo en aquel lugar, así que guarde todo, mochila en la espalda y a caminar nuevamente hasta el último lugar que había estado, ésta vez no me llevo tanto tiempo, porque no iba pescando, sólo iba en búsqueda de mí copo. Llegue nuevamente a donde había liberado esa última trucha, luego de una hora y media de caminata más o menos, y nada. Cuando ya me estaba resignando, algo en mi interior me decía que no podía ser, no había nadie ese día, el copo debería estar en algún lado, así que volví nuevamente hasta el último lugar recorrido y me senté a la orilla del río a mirar con detalle. Y cuando agudice la mirada, ahí lo ví, mi castigado copo estaba descansando, colgado en una retama a unos dos metros de donde lo había querido manotear para sacar la truchita, siempre estuvo ahí a mis espaldas y yo no lo ví.

Sin copo

Sin copo

Copo perdido

Copo perdido

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Historias/Lugares de Pesca/Naturaleza/planificar
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Buscando y buscando, se encuentra…

Decidí salir una tarde hacia un río que habíamos visitado unos días antes sin mayores resultados, nos había acompañado un día espectacular desde lo climático, pero no tan así en cuanto a la pesca, que fue más bien pobre…

Apenas llegué me auto impuse un freno a la ansiedad y me forcé a pescar esa tarde con más tranquilidad (todavía falta, pero se va encaminando la cosa) mientras tomaba algo antes de comenzar a pescar planifiqué un poco como sería la pesca de ese día, nada estricto pero tampoco quería que sea en forma alocada, más bien un equilibrio entre el disfrutar relajado, pero a sabiendas de que me encontraría en el río buscando peces de mayor tamaño en lugares estratégicos… y eso hice. Fue un día de mucha caminata, en parte por las orillas y en parte por dentro del agua, buscando en cada lugar que me parecía adecuado, luego de hacer la respectiva lectura de agua como corresponde. Ese era básicamente mi plan, observar primero con más detalle, decidir como encarar el sitio elegido y recién ahí intentar tentar alguna trucha, así que esa simple estrategia sería la que me acompañaría toda esa tarde, seguramente esto sea lo habitual en un pescador más experimentado, pero para mi todavía debe ser un plan a ejecutar, sino la emosión y la ansiedad por pescar, me lleva a cometer torpezas que luego se pagan con un pobre resultado…

El día se dividió finalmente en tres momentos bien marcados, primero comencé pescando río arriba por unos 500 metros aproximadamente, en los cuales no tuve siquiera un sólo intento de pique, absolutamente nada, quería tentar alguna trucha con secas y no tuve buenos resultados, tampoco observé actividad, así que todos mis intentos se hicieron con secas atractoras. No había observado ni eclosión ni pez cebado, el resultado sencillamente fue igual, nada de nada. Luego comencé a pescar río abajo, encare las costas como objetivos primarios, pero ésta vez decidí pescar con ninfas, iba a intentar tentar alguna trucha, ninfas chicas y no muy lastradas para que vayan a media agua. Apenas comencé con los primeros lances logré pinchar una hermosa arcoiris que dió una muy buena lucha, foto, recuperación y a la libertad. Tuve algún otro pique más, pero de truchas más chiquitas. Decidí que era un buen momento para parar un rato, tomar algo, volver a observar y disfrutar del lugar, y luego seguiría río abajo con la misma estrategia básica.

Después de media hora de descanso, comencé con la última etapa de aquél día, retomé la pesca de las costas con la misma ninfa, pude pinchar varias arcoiris interesantes. Una vez llegué a una zona con más sombras se comenzó a dar pesca de pequeñas marrones que tomaban mi ninfa con mucha voracidad, fue realmente un disfrute, lejos estuve de la trucha trofeo, pero pesqué lindos pescaditos que me regalaron una tarde de absoluto placer.

Dos pique para destacar:

Ya estaba comenzando a bajar el sol, así que había decidido que haría un par de tiritos más y comenzaría a regresar al vehículo, ya me que encontraba a un par de kms. mínimo, así que tendría una buena caminata todavía, que vestido como astronauta y luego de haber vadeado varias horas dentro del río, se hacían notar…

  1. Lanzo la ninfa a una orilla y toma la mosca muy bruscamente un pez que no asomo, simplemente se clavo en el fondo y se movió de lado a lado en escasos 50cm, creo que debe haber sido una marrón mas interesante, no pude verla, la tuve un par de minutos clavada, si bien el freno del reel daba posibilidad a que sacara linea, la trucha no se movía demasiado, pero tampoco me daba para querer subirla ya que estaba con mi equipo #3 y un tippet 4x, pensé que estaba bien clavada y que en algún momento cedería, no fue así, de repente se soltó y chau trucha, era evidente que en aquel fondo habría ramas y piedras que le sirvieron para liberarse del doloroso anzuelo, pero nadie me quita la sensación de haber pinchado quizás el pez más grande que haya tenido en una mosca hasta el momento.
  2. Luego de aquella captura fallida, decido realizar un tiro más, el último, lancé nuevamente la ninfa a la orilla, pero ésta vez a la orilla opuesta, ya que estime que no quedaría ninguna trucha donde estuve luchando un tiempo con el pez anterior. Apenas entra la mosca al agua y comienza a derivar, una trucha arcoiris, toma la mosca, y sale disparada hacia la otra orilla como si se tratase de un misil, a punto tal que terminó en la orilla literal, fuera del agua a los saltos, para cuando llegue al lugar, ya se había desengachado del anzuelo y a los manotazos apenas la pude tomar en mis manos y era tan enérgica que se me soltó y dejé que llegara al agua, y de la misma manera que salió de ella, entro nuevamente, como un misil. No era una trucha muy grande, pero seguramente la más enérgica que vi hasta ahora. Otro hermoso pique para recordar.

Finalmente regrese al vehículo, me cambie, paso el guardafaunas a pedirme el permiso de pesca, charlamos un rato, tome algo y comí unas tortas fritas que compré a los lugareños y regresé muy contento a mi casa, con otra historia para mojando moscas.

Primer truchita del dia

Primer truchita del dia

De regreso a la libertad

De regreso a la libertad

Una de las marroncitas

Una de las marroncitas

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