Fonti rebelde
Aprovechando unos días de vacaciones, decidí ir en busca de “LA” fontinalis. Los que me conocen saben que amo esos bichos y ya que tenía data de donde podía encontrar una linda fontinalis sin recorrer muchos kilómetros, planifiqué una salida en busca de una amiguita!
Investigué un poco sobre el lugar (un lago cercano a casa) y armé todo para ir a pescar allí. Cuando llegué al lago, el viento se hacia notar, pero lo positivo era que tenía aquel espejo de agua todo para mí, ya que no había otro loco intentando pescar ese día. Una vez que relevé un poco el lugar y planifiqué donde podía comenzar a pescar, preparé todo el equipo. Era claro que no iba a ser a pez visto, ya que le viento formaba unas olas interesantes, cuestión que podría utilizar a mi favor si es que me permitiría castear, al menos de a momentos. En unos de los margenes donde el lago termina y nace el río del mismo nombre, vi que la profundidad no era de más de unos 50 cm y el lugar estaba lleno de juncos y troncos hundidos, pero con unos buenos claros para poder colocar la mosca y probar suerte. Todo indicaba que allí podría haber alguna truchita patrullando la costa.
Me acerqué con cautela, ate mi mosca preferida y luego de elegir unos de los huecos que los juncos formaban, lancé. La mosca se depositó justo donde quería, hice un pequeño movimiento apenas tocó el agua y me prepare para esperar un buen rato. Para mí sorpresa, y apenas pasados unos segundos, veo por el rabo del ojo, un reflejo anaranjado que cruza cerca de mis pies a toda la velocidad, solo por instinto clavé, efectivamente una hermosa fonti había mordido la mosca e inmediatamente comenzó la pelea al mejor estilo lavarropas… La marutake se quejó, pero aguanto sin problemas, lamentablemente luego de acercarla hasta cerca mío, lo que no aguantó fue el anzuelo #18 en la que tenía montada una pequeña ninfa, lo dejo recto como una aguja. Así como apareció de repente, también se fue de repente, bien abajo de unas plantas. Tardé un rato en reponerme. Era claro que por lo menos por unas horas, esa trucha no iba a aparecer más por ahí, pero si había una, deberían haber más ….
Decidí entonces ir a probar suerte en otro lado, así pase toda la mañana, casteando contra el viento, que cada vez se ponía peor y además la cantidad de ceniza que había arrastrado a esas costas, hacían que se dificulte mucho el poder vadear, las enterradas hasta las rodillas fueron moneda corriente.
Después de almorzar volví al lugar a ver si había algún tipo de señal de la fonti y para mí sorpresa, la vi patrullando en el mismo sitio como si nada hubiera pasado. Retrocedí con cautela y camuflado detrás de un árbol, volví a lanzar la mosca en su línea de alimentación. Apenas tocó el agua, salió disparada a tomarla, ésta vez y a pesar de que era a pez visto, mí ansiedad falló la estocada, literalmente le saqué la mosca de la boca. Nuevamente se fue a refugiar en las plantas. Sabía que no habría otra oportunidad.
Me resigné y salí en búsqueda de otras truchas, al cabo de unos minutos, tuve la suerte de pinchar una hermosa y pecosa arcoiris, la lucha fue interesante ya que la pinche a escasos centímetros de las plantas que dominan toda la costa, pero por suerte, terminó en el copo sin problemas. Foto, recuperación y de nuevo en libertad. Si bien no era lo que había ido a buscar, me salvó el día. Como quedaban unas horas luz, vadee el pequeño río y pesqué unos cuantos “llaveritos” que terminaron cerrando un día de mucho viento, pero de mucha pesca también.
Por esas casualidades de la vida, a los pocos días volví a ir al mismo lugar, esta vez ya sabía donde vivía la fonti rebelde. Me acerqué con cautela a mirar y ahí estaba ella, patrullando la misma costa. Corrí al auto, armé el equipo y me dirigí al árbol que me había servido de camuflaje el día anterior, ya no estaba… Como era domingo y no había viento, el lugar estaba lleno de gente y la trucha ya se había retirado a un lugar más seguro.
Ya se donde estás, en cualquier momento vuelvo a intentarlo!