Un mal día de pesca…?
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Un mal día de pesca…?

“Mas vale un mal día de pesca, que un buen día de trabajo” , “lo importante es estar pescando”

Estas frases resumen bastante de lo que voy a escribir. Que sería un mal día de pesca? existe tal cosa ? Un día en que pescamos menos o tal vez, no pescamos nada, es un mal día ? O dicho de otra manera, si pescamos mucho o pescamos uno o varios peces grandes, es un mejor día ?

Obviamente si salimos a pescar, es lo que justamente buscamos, PESCAR! Como todos habrán experimentado en más de una ocasión, esto no es matemático, o por lo menos no sucede siempre satisfaciendo el 100% de nuestras expectativas.

Como en alguna otra oportunidad dije, para mi el disfrute comienza en el mismo instante en que decido salir a pescar. Esto puede ser espontáneo o planificado con bastante anticipación, da igual. Cuando ya tenemos la decisión tomada y comenzamos a ensayar en nuestra mente el lugar a donde iremos, con quien lo haremos, tal vez solos o en grupo, equipo que llevaremos, cantidad de días u horas, como será el traslado y un largo etc. inmediatamente y casi en forma inconsciente imaginamos el pique, la pelea, el tamaño, los colores, y en nuestro caso, la devolución de nuestros pescados. Es como cuando nos imaginamos comiendo algo y se nos hace agua en la boca, no me van a negar que hasta ensayan la clavada o el cast al mejor estilo mimo… Puedo verlos 🙂

Si bien suelo salir a pescar en compañía, debo admitir que me gusta salir a pescar sólo. Ambas cosas tienen su encanto. Poder disfrutar un pique junto a un amigo es maravilloso y estar en silencio en modo garza en ON acechando un pez, tiene lo suyo. Es por esto que alterno, entre salidas en solitario y salidas con amigos, disfrutando a ambas por igual, si bien la mecánica es distinta, lo más importante en ambos casos es estar en el río, arroyo, lago o laguna, donde sea que haya peces e imaginemos engañarlos.

Particularmente voy a contar una pequeña historia que me sucedió esta semana y originó ésta entrada. Sería una salida de mediodía en solitario, ya tenía decidido donde pescaría y de que manera lo haría, hasta que moscas iba a utilizar. Como recorro estas aguas seguido, ya se que me funciona y que no. Apenas terminé de armar el equipo y cambiarme, caminé algo así como cuarenta minutos para alejarme de las zonas más concurridas, ese “lugarcito” que todos tenemos… Apenas estoy llegando escucho voces, noooooo!!! hay gente… Me quedo sentado observando y veo que eran dos pescadores que estaban pisoteando literalmente todo el lugar, andaban a los gritos por cada trucha que no podían clavar y cosas por el estilo, inmediatamente me digo a mi mismo, hoy va a ser un mal día de pesca…!!! No sabia que hacer, si volver o quedarme ya que no disponía de mucho tiempo y esperar a ver si se movían, cosa que no parecía que quisieran hacer. Estaban clavados en el agua.

Una rezongada por mis adentros y las frases del inicio vienen a mi cabeza. Estoy en este lugar maravilloso, tranquilo. Me quité los bártulos de encima, esperé y mientras, relajé observando el entorno. La cantidad de estímulos para conectarse que tienen los lugares donde pescamos con mosca son increíbles, insectos, animales, plantas, sonidos, etc. etc.

Calculo que pasó una hora aproximadamente cuando por fin los pescadores decidieron moverse, el lugar quedó dinamitado. De todas maneras esperé otro tanto y comencé a probar suerte, lo hice por lo menos durante una hora. NI UN SOLO PIQUE! efectivamente el lugarcito no me daría ninguna sorpresa. Como debería haber hecho apenas llegué, me desplacé otro kilómetro alejándome de mis “compañeros” circunstanciales. La cosa cambió.

Los piques se sucedieron uno tras otro, y la hora siguiente terminó con varias y lindas capturas. Fue tiempo de volver, me quedaba una hora de caminata.

Mientras volvía medité bastante sobre el tema y me preguntaba a mi mismo si mi elección hubiera sido regresar, este sería un mal día de pesca ? Particularmente opino que si tenemos la suerte de poder salir a pescar y no tenemos accidentes graves, toda salida de pesca, es por tanto un buen día de pesca sin importar cuantos pescados capturemos…

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Las medias de “Gocho”

El desafío era claro, recuperar las medias olvidadas del amigo “Gocho”, las indicaciones eran varias: 5 km aproximadamente, río abajo, cerro de piedras blancas, la corredera, la piedra, la islita, el hilito de agua, etc. Imposible no encontrarlas, o por lo menos eso es lo que parecía!

Aprovechando esta excusa, mi idea era recorrer este lugar desconocido hasta ahora, caminar un rato, alejarme del lugar al que todos van y de paso llevar mi marutake “Gandalf-AR-II” y probar suerte por esos lares… Así que lo acepte gustoso. El domingo fue el día elegido.

Prepare mochila y salí temprano hacia “la curva”, como de costumbre parada obligada en la estación de servicios, café y medias lunas para el corto viaje. Siempre que recorro esa ruta rodeada de cerros de suave pendiente, pienso en cuando tendré la oportunidad de subir a uno de ellos, se los ve fácil, cabe aclararlo porque cuando se comienzan a subir, no lo son tanto, y ésta por fin, era una muy buena oportunidad para hacerlo. Llegué al lugar, me calce la mochila y salí siguiendo el mapa que me paso “Gocho”. La primer parte (unos 2km) son habituales para mí, pero los otros 3km aproximados que quedaban, nunca los recorrí antes, así que tenía cierta ansiedad por ver que había más allá. A medida que me alejaba, comencé a cruzarme con liebres, vacas, terneros, y para mi sorpresa pescadores, a los cuales noté tan sorprendidos como yo, es que ciertamente no mucha gente camina hasta allí! Finalmente y luego de caminar aproximadamente una hora, comenzaron a aparecer las postas marcadas en el mapa, el cerro de piedras blancas, la piedra, la corredera y en el fondo la islita, tal cual lo mostraba la foto que tenía en mi poder. Ahora sí, la oportunidad de subir el cerro, mejor dicho la excusa ideal, estaba frente a mí, así que lo subí sin problemas (no es un cerro alto, pero dejaba ver desde su cima otro paisaje, uno nuevo y el viento pegando en mi cara le daban un sabor sin igual) y llegué a la islita, luego de recorrerla caminando sobre sus piedras bocha, encontré la piedra donde supuestamente estarían las medias, digo “supuestamente” porque para mí decepción las medias no estaban allí… quería encontrarlas. Comencé a mirar alrededor, y a unos 5 metros, encontré la primera, luego de observar mejor, pude ver la segunda media al costado de la piedra indicada. El desafío estaba cumplido, las medias de “Gocho” estaban en mí poder. Fotos y video de rigor y a armar la marutake. Relajado y contento por haber logrado el objetivo, me puse a observar el río y sus estructuras, que en esta sección son muchas y prometedoras, no pasaron ni 5 minutos y las balsas salieron a escena, una detrás de la otra, los gringos pinchaban truchas arcoiris que podía ver claramente, nada muy grande, pero si las clásicas peleadoras truchas plateadas, que son un desafío hermoso para cualquier equipo chico. Ya tentado a más no poder, comencé a pescar con mi marutake, primer cast, corredera, ninfa derivando sin drag y pinché la primer arcoiris, saltos, corridas y finalmente al copo. La tarde transcurrió ventosa, fría y hasta una llovizna mi hizo compañía, pero nada opacó la salida de reconocimiento y pesca, fueron varias las truchitas que cedieron. Luego de mojar moscas un buen rato, decidí que ya era hora de volver, prometiéndome a mí mismo, la vuelta a ese lugar increíble, y esperando nuevamente cruzarme con Gocho para devolverle sus medias perdidas!

Las medias en mi poder
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